13 de marzo de 2012

Locura.

Odio escribir el amor de una forma tan cruda, porque es como lo siento. Odio sentir que no merezco lo que tengo, que no merezco lo que algunos sienten por mi. La sensación de que algo va mal lleva atormentándome desde hace días, aunque desaparece cuando me siento feliz. Y pensar que no soy suficiente, lo suficientemente buena, me mata. Esa sensación de no ser nada me consume por dentro..
Hace un rato me di cuenta de que tal vez el problema sea yo. Caen tantas cosas sobre mi, que en el mínimo momento de felicidad, me ciego. Me dejo llevar sin pensar en lo que mis acciones pueden perjudicar a los demás: lo que digo, lo que pienso... Tal vez me precipite. Sé las consecuencias de mis acciones mejor que nadie, pero al sentirme feliz no me doy cuenta de ello. 
Odio que haya ratos en los que siento que el alma que me atormenta (escribo mil escritos sobre ello, pero todo queda guardado en mi conciencia.), pueda conmigo. Sé que no es así, sé que solo puede apoderarse de una parte de mi cuando estoy débil. 
El sentimiento de culpa llega a ser tan grande que intento castigarme a mí misma sintiendo el amor como algo crudo que acabará conmigo, algo que no merezco y por eso lo tomo como algo cruel. Merezco ese sufrimiento, y ese es el punto. Todo lo que sea castigarme a mi misma puede ser un pecado por varias razones. Me contradigo a mi misma, porque estoy echa un lío.
Puedo amar con toda mi alma, es más, amo con toda mi alma. Y cuando siento que hago algo mal, que alguien sufre por mi culpa, muero. Literalmente. Mi cuerpo, mi mente, mi corazón pide ser castigado. Lo castigo pensando que no lo merezco. Como siempre digo, podría sacarme el corazón del pecho con la mano solo para demostrar que, pase lo que pase, solo puede pertenecer a una persona. Se lo entregaría con mis propias manos si pudiera, en mi último aliento.
Entregaría cada gota de sangre que pasa por mis venas con sudor y lágrimas. Dedicaría cada uno de mis suspiros llenos de dolor a decirte cuánto puedo llegar a amarte. Y esta obsesión se convierte en enfermedad cuando decido que nada más vale la pena, solo entregarse por amor. Tal vez solo yo me entienda, pues todo lo que escriben mis dedos sobre el delicado teclado sale de mi, solo de mi. De mi mente, guiado por mi corazón, escrito desde mi alma. 
Tal vez de demasiada importancia a los sentimientos, pero es lo que hay. Tal vez sea demasiado dura conmigo misma... pero si lo soy, es porque realmente siento que lo merezco. 
Si esa persona, ese alma, fuera consciente de todo lo que sufro por su culpa... si fuera consciente de todo lo que le escribo, de todo lo que mis dedos sufren escribiendo horas y horas sobre ese ser en concreto... si supiera todo el castigo que me impongo a mi misma, física y psicológicamente, tal vez reaccionaría e incluso podría llegar a amar mi locura y mi masoquismo. Somos dos polos completamente opuestos, pero con tantas cosas en común, que todo se vuelve relativamente contradictorio. Son como... sentimientos contradictorios, palabras opuestas, que aman ser odiadas por mi alma y corazón. 
Ojalá pudiera hacer que todo esto fuera solo psicológico, despertar y que todo haya d e s a p a r e c i d o. Pero mis estados de ánimo y mis pensamientos son tan contradictorios, involuntarios, sin sentido e irregulares como la vida misma. Como mi vida misma. 
Tal vez mañana no sienta nada de esto. Si mañana amanezco feliz (que lo haré, pues mi alma volverá a cruzarse con el antes mencionado ser.), no volveré a sentirlo, pues volveré a cegarme por sus ojos. Pero si mañana sigo en este estado de masoquismo puro y crudo, volveré a escribir sobre ello.
Me arriesgaré a asustarte, puedo dejar que te alejes de mi, pues sufriré por ello en silencio. Me tragaré mis propias pesadillas, las sellaré en mi cabeza como sellé mis heridas con mi propia sangre.
Quisiera poder decir que esto lo escribo por escribir, pero es tan real que incluso a mi me sorprende. Mi masoquismo hace adorar estos textos, pero mi lado depresivo y con miedo me advierte de que tal vez me arriesgue a que te asustes, salgas corriendo y me dejes atrás. Por desgracia, gana mi lado masoquista. 
Escribiré mientras las últimas gotas de sangre que contienen mis venas salgan de dentro de mi, mientras el sudor caiga por mi frente recordándome todo el dolor que soy capaz de reflejar con una sola mirada. 
Puede que este sea una de mis facetas menos conocida por el resto de seres humanos. Si lo es, es por algo. En un momento u otro tenía que dejarlo salir, aprobeché que canciones como 'I wanna be your dog' de Joan Jett, o alguna que otra de My Chemical Romance (con nombre clave...) me transportan más allá de la locura, para poder soltarme y no dudar en escribir esto, tal como lo pienso. 




PD: No me hagais caso, los Monsters actúan demasiado sobre mi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario