5 de mayo de 2012

Una y otra vez, sigo con mi castigo.

Es como si a nadie le importan realmente mis sentimientos. Como si, por mucho que me digan 'no voy a hacerte daño', toda palabra se la lleva el viento. Es como si cada vez que estoy bien, viene algo que me derrumba. Y cada vez, ese 'algo' es mayor. Lloro por nada y por nadie, porque realmente solo son los fantasmas de mi oscuridad que rondan a mi alrededor. Decepción cuando, incluso tu mejor amiga... Decepción cuando jamás hubieses imaginado la situación. Y que la única persona a la que necesitas, la única que puede animarte, no se te esté permitido verla... Intentas dejar claro que estás mal, y aún así siguen y siguen. A nadie le importan los problemas de los demás, al menos no los míos. Juegan con mis sentimientos de esta forma, mientras mis lágrimas caen y yo sello mis labios para no pronunciar ni un sonido que pueda significar dolor, ellos se alimentan más y más de mi alma. He llegado al punto de debilidad en el que, después de tres semanas, vuelvo a caer en la tentación. Mi cuerpo lucha contra mi alma para abandonar el dolor, un dolor que crece dentro de mi. Y lucho contra la tentación, pero solo soy un débil eslabón. Caigo, simplemente... caigo. Caigo en la perdición, en la locura, caigo en el miedo, en la desesperación... Caigo al vacío. Y, ¿quién va detrás de mi? Nadie. Solo quien sepa leer y comprender mi retorcida y cruel mente, solo quien de verdad me conozca, sabrá que literalmente, mi corazón está sangrando sobre este teclado. Ante esta pantalla. Ante unas palabras tan llenas de dolor como un alma atormentada. Engullida por tu propio miedo y la desesperación, sientes como cada gota cae desde tu corazón, desde lo más profundo, caen en forma de lágrimas. De palabras. Caen, simplemente, caen. Caen a la vez que cae mi alma, destrozada, al igual que mi corazón hecho añicos por momentos. Sumida en mi propia depresión, en mi propio tormento, desaparezco entre las sombras para dar paso a todo lo que tú has querido. Tú, alma abstracta, que vagabundeas por mi mente día y noche. No es nada más que una simple esencia, algo que me envuelve y me deja atónita con cada pasada. Nada es real ahora que no puedo creer. No tengo fe en nada, y las pocas gotas de esperanza residentes en mi, se apagan. Se funden. Se evaporan, desaparecen... Y es que todo en esta vida es tan irónico. Martillazo tras martillazo, lágrimas, sangre, dolor, decepción tras decepción. Siempre la misma historia. El valor se ha perdido en mi vida. Ya no queda nada, solo... esconderme, huir. Huir del mundo como huyo de mi propio dolor mediante mis pequeños secretos, 'hobbys'. Cada uno de mis textos estará incompleto si no dejo una parte de mi dolor, pues siempre está presente. Todo a tu alrededor, TODO APESTA. Todo es dolor, dolor, dolor, dolor, dolor... Intento engañarme a mí misma pensando que todo va bien. Intento convencerme porque sé que es así. Pero entonces... aparece otra vez esa decepción. Ya sea por una u otra persona. Pero, da igual.. ¿Qué más da? ¿A caso nuestro propio dolor es importante? Bueno, el mío no lo es. Palabras clavadas en mí como puñales, y nadie tiene ni idea de lo que hablo. Una de las dos almas que me están matando por dentro, lo sabe. Pero, ¿le importa? Claro que no. Solo... sigue, y sigue. Persiguiendo mi alma, buscando acabar conmigo del todo... Palabras necias, vacías...

4 de mayo de 2012

Lágrima tras lágrima


Es como si estuvieses en el borde de un precipicio y solo hay tres personas tendiéndote la mano. Pero una de ellas te empuja con sus hechos, cada vez más. Ella está detrás de ti, siempre controlando tus actos, arañándote con sus palabras vacías, haciéndote creer lo que no es. Pero lo sabes todo y eso es lo que más duele. Las otras dos personas luchan para que no caigas. Se aseguran de que no hagas estupideces y atacan a quien te hace daño. Pero la persona de detrás de ti envidia el poder de las otras dos personas. Envidian su ayuda, su cariño hacia ti. Das un paso tras otro… Es como si estuvieses ahogándote, pero nadie lo viese. Como estar envenenado: Nadie ve lo que pasa, salvo las dos únicas personas que realmente se preocupan. Intentan vengar tu envenenamiento, intentan salvarte del constante dolor. Pero el/la responsable lucha contra ellas. Manipuladora, voraz.
Es como si mi vida estuviera vacía de alguna forma. Demasiados sentimientos juntos, todos acaban contigo. Sentirte desplazada, vacía, ignorada, menospreciada, impotente, humillada, utilizada… Todo eso junto es realmente explosivo. Debo fingir que vivo en la ignorancia, que desconozco la realidad. Pero sé más de lo que debería, y más de lo que ellos creen que sé. Más de lo que ella cree que sé. Tal vez demasiado. Con ello, nadie puede saber lo que realmente me afecta. Nadie, excepto esas personas que me tienden la mano. Esas a las que debo alejarme para que todo vaya bien. Mentira tras mentira, decepción tras decepción, lágrima tras lágrima y el deseo y ansia por volver al hobby3 aumenta. Me controlo, debo y puedo hacerlo. Tal vez sería más fácil si nadie conociera ese pequeño secreto, pero con ello sé quién realmente se preocupa por mí. Y eso… es solo una persona, hasta ahora. Una sola. Y media. Y esa persona es la que me tiende la mano. Sé que esa persona es capaz de cumplir sus amenazas, porque se preocupa por mí. Sin embargo, la red de mentiras que envuelve mi vida, por la que tengo que pasar con la boca cerrada fingiendo no saber nada, va en aumento. Si hiciera caso a todo el que me advierte, llevaría ya mucho tiempo “sola”. Pero por culpa de mi estupidez, solo de mi estupidez, eso no es así. A veces es mucho mejor hacer caso a la cabeza, y no al corazón… por desgracia, mi masoquismo me impide ser racional. El problema es cuando el número de decepciones aumenta, y empiezas a plantearte seriamente el ‘cortar por lo sano’. Espera… nah. Soy de esas personas que prefieren sufrir teniendo lo que quieren, aunque no tengan lo que necesitan, a no sufrir con la persona no-ideal. Tantas, tantas mentiras… Son tantas, que pueden incluso conmigo misma. Me destrozan, y aún así debo seguir fingiendo. Pensar que formo parte como de un juego, que soy un tipo de marioneta, solo me deprime más por cada vez que lo pienso. Pero, ¿qué hacer? Nada. Mi estupidez, mi tremenda estupidez, me impide actuar así que… a joderse. Algún día caeré por ese precipicio, y entonces solo una de las dos personas que me cogían la mano, la que de verdad está ahí por mí… solo esa sufra, tal vez. La persona que me empuja hacia allí con sus mentiras sin ni siquiera poder darse cuenta, sufrirá por haberme perdido. Pero no por lo que soy, sino por los beneficios que le aporto. No me echará de menos a mí, echará de menos mi papel en su vida. No me quiere por quién soy, sino por lo que hago. La otra que me coge la mano, simplemente… se cabreará, y empujará a la culpable hacia el abismo detrás de mí. Mientras tanto, los demás peones solo dan pequeños pasos hacia mí, de forma que acabarán por comerse mi terreno y hacer que caiga más rápido. Odio tener que guardarme todo esto para mi misma, odio no poder desahogarme como es debido. Hasta entonces, seguiré escuchando música que me identifique y sufriendo, llorando por quien no debo y tragando todas mis miserias. Hablaré con metáforas y comparaciones, como de costumbre. Aunque, de todas formas, ¿a quién le importa? Solo dos, o tres personas (con suerte serán cuatro) leerán esto. Dos de esas personas lo leerán por encima. Tal vez alguna se identifique, pero lo dudo. Pocos están en mi posición. Pero no. Ellos seguirán con sus vidas después de esto, sean quienes sean. La gente suele pasar por estupideces los típicos problemas de la adolescencia. Los entiendo, pero para mi no son simples problemas… es mi vida en sí el problema. Solo espero que algún día alguien me entienda. Solo deseo cerrar los ojos y que todo pase…