28 de julio de 2011

Un susto de muerte, literalmente.

¡Buenas! Si ya no actualizo mis blogs es porque poca gente los lee, y menos gente comenta, así que no vale la pena. Además llevo mucho tiempo sin inspiración, han pasado cosas...

Hoy hablaré de un susto que se llevó ayer mi familia. Algo por lo que, si no llega a ser porque me llevaron al hospital, hoy no estaría aquí escribiendo esto.
Llevaba dos días muy constipada. No podía dormir, tosía todo el rato... y ayer empeoró, y mucho. Me costaba mucho respirar, y mi pecho y mi garganta hacían un ruido muy raro. No tenía fuerzas ni ganas de hacer nada, estaba echa polvo. Estube hablando con mi novia y mi madre, me dijeron que me tomara una tila o un ibuprofeno o que me echara agua con sal en la nariz para respirar mejor.
Pero yo no podía respirar por la faringe (o la laringe, no suelo prestar mucha atención en biología). El aire no me llegaba bien a los pulmones. Se lo dije a mi madre, y me dijo que era tonterías, que si no me llegara el aire estaría muerta. (Buena observación, mamá) Pero ese era el verdadero problema: No me llegaba bien. Estube más o menos bien ese día, a pesar de que me ahogaba de vez en cuando y estaba débil. Pero tampoco le di mucha importancia.

Lo peor pasó por la noche, a las 11:40 aproximadamente. Me fui a la cama de invitados con mi hermana (nos gusta dormir en esa cama de vez en cuando, es muy cómoda), cuando me empecé a ahogar. Pero ahogar de verdad. Mi corazón, mi pecho, mis pulmones y mi laringe cada vez hacían más ruido, y me empecé a marear. Mi hermana se quejaba de mis ruidos a mala leche, me decía que dejara de hacer el tonto, que lo hacía a posta, y que si quería molestar que molestara a otro. Casi me echó de la habitación. Pero yo no podía contestarle, no podía hablar y mis ojos no se quedaban fijos. Es decir, no podía quedarme mirando algo, mis ojos se mareaban y daban vueltas. Salí de la habitación para avisar a mis padres y cuando caminaba por el pasillo, intentando con todas mis fuerzas respirar (no podía ni por la boca ni por la nariz), y me desmayé. Caí redonda al suelo. Después de mirarme mucho mi hermana, bajó y le dijo a mis padres: "La Noelia se ha tirado al suelo. Está ahí tirada. No hace nada." La niña es un poco tonta para tener 12 años...
Mis padres subieron y desperté llorando. No recordaba nada (Lo que pasó mientras yo estaba inconsciente, respirando como podía, me lo contaron mis padres y mi hermana). Mi madre me tumbó en la cama, yo no podía ni abrir la boca, se me había como descolocado la mandíbula. Ella me hacía preguntas que yo casi no podía ni contestar, y iba empeorando por momentos. Así que decidió llevarme al hospital. Al principio mi padre no quería, pero se dio cuenta de que era grave cuando vio mi cara aterrorizada respirando con todas mis fuerzas y con los ojos dando vueltas entre el ruido de mis pulmones y todo lo demás. Decidió ir con mi madre y conmigo.
Una vez en el hospital, yo me estaba durmiendo, no podía con mi alma. Fue a las 12 y poquito más. Me cogieron en seguida y me subieron a una silla de ruedas. Me pedían que abriera la boca y que soplara fuerte, pero lo intentaba y era peor. Una vez en la habitación, no dejaron entrar a mi madre. Me pusieron una vía en el brazo y me pincharon en la muñeca. Después me dieron una máquina llena de hielo con medicamentos para que pudiera respirar. Dejaron entrar a mi madre en cuando me pusieron todo eso. Ella estubo toda la noche/madrugada a mi lado, hablandome. Se le notaba la preocupación en la cara. Estuve unas horas con la máquina esa en la boca intentado respirar, hasta que se acabó la medicación y me pusieron otra. Hasta que no dejara mi pecho de hacer ruido, no podía irme.
Al fin pude salir de allí a las 4 de la mañana. Los médicos dijeron que, si no me hubieran llevado al hospital, habría muerto ahogada mientras dormía. 
Al contarle esto a mis amigos, se han preocupado mucho. Pero las que peor lo han pasado al contarselo han sido mi novia, Tania,  y mi tía. Que, segun mi madre, casi se echa a llorar.
Ha sido una experiencia extraña e inesperada. Lo pasé fatal, no solo porque intentar respirar me estaba agotando de verdad. Pasé mucho miedo, creí que me dormiría y que no despertaría. Pero al salir de allí me encontraba perfectamente. Ahora solo me duele un poquito la garganta y el brazo, con los pinchazos.

El resultado de la visita fue que la faringe, creo que fue, se me inchó. Y me estaba cortando el paso de la respiración.