12 de marzo de 2012

Cuando me besas, quiero morir.

Cada vez que me hablas, que me dices que me quieres, el sonido de tu voz entra de tal forma a mis oídos que perfora mi alma. Llega tan puro, tan profundamente dentro de mi ser. Cuando eso pasa, no puedo evitar echarte de menos. Cuando me besas, todo es tan real... el amor da una puñalada a mi corazón, tu recuerdo envuelve mi celebro dejandome inconsciente, y tu esencia llena mis pulmones de tal forma que les resulta imposible contener el más mínimo oxígeno. Cada vez que me besas, literalmente, muero. Mirarte a los ojos me ciega. Me transporta de tal manera a otro mundo, que me pierdo completamente. Me siento desorientada cuando estoy contigo, pierdo todos mis sentidos y dejo de ser la misma. Te llevas mi cordura y mi sentido. Mi alma te pertenece, y solo queda mi inútil cuerpo. No me preguntes qué siento cuando me besas, porque mis labios están sellados. Sellados por los tuyos, están en penitencia por desearlos de esa forma. Así que no me preguntes qué siento, porque es obvio. Cuando me besas, quiero morir.


Cuando amarte con toda mi alma ya no sea suficiente y ya no me quede aliento para decírtelo con palabras, cuando ya no haya medio humano de expresarte lo que siento, me arrancaré el corazón del pecho con mi propio puño. Solo así podré demostrar de una vez que mi amor es puro, crudo, real... Y una vez mi alma esté hecha añicos y mi corazón ya no pueda bombear; una vez que mi celebro se quede sin fuerzas para seguir soñandote y mi cuerpo ya no pueda consigo mismo, utilizaré mi última voluntad para demostrarte con un beso que llegué a morir por amor, por la persona a la que amaba. Los celos que me destrozan lentamente por dentro no es nada comparado con el dolor de la sensación de no ser suficiente. El dolor acabará conmigo, con mi alma y mi cuerpo. Mi alma ya es tuya, siempre lo será. Las heridas repartidas por todo mi cuerpo demuestran que es real, que no lucho en vano. Justo en el último momento, cuando lo único que quede de mi sea mi esencia, me levantaré. Después de morir por amor, resurgiré de mis propias cenizas para demostrar que puedo volver a amar una vez muerta. Que saldría con mis propias uñas de mi tumba, solo por ti. Mi bañera está llena de rosas con espinas, y al entrar mi sangre bañará mi propio cuerpo ahogado en el lamento y el dolor. Nadie escuchará mis gritos, pues los ahogaré bajo mi propio pesar. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario