12 de abril de 2012

Vampiros.

Él es el dueño de la noche. Se oculta en su cripta durante el día, rehuye de la luz del sol. Un solo rayo solar puede fulminarle, dejarle hecho polvo literalmente. En su cripta todo es de piedra. No puede correr el riesgo de ser herido por la madera. Todos le temen, pero él... él desconoce el miedo. Es fuerte, rápido. Capaz de matar al más grande ser humano antes de dejarle articular palabra. Busca la sangre, la huele, la nota a kilómetros. Su sed se torna insaciable. Arrebata la vida a aquellos que se le antojan. Gente que lo merece y gente inocente. Está solo contra el mundo, solo entre las sombras. Bebe hasta la última gota de sangre de sus víctimas. Bebe hasta la última gota de vida. Y eso le hace fuerte. Casi todos desconoces su existencia. Muchos viven atormentados, con miedo a ser los siguientes. Otros desean vivir junto a él eternamente. El precio para pertenecer a la oscuridad es nuestra propia vida. Y aquél que no aproveche cada momento se arrepentirá. Pero incluso la más cruel criatura tiene un punto débil. Su debilidad ante la mortalidad, lo hace más vulnerable pero cruel a la vez. Una criatura hermosa, de tez pálida. Junto a él todo es dolor, placer, deseo, sed de sangre. El excitante y placentero dolor de un mordisco, sentir como se lleva tu esencia, como absorbe tu vida, bebiendo cada gota de sangre que contienen tus venas, acabando con tu pulso, debilitandote por momentos. Puede hacerte suyo solo con mirarte a los ojos. Sus ojos se tornan rojos con su sed de sangre. Los vampiros aman hacer el amor con dolor y la pasión constantes que conllevan estar succionando la sangre del otro. Lo hacen con humanos para sentirse más poderosos. Los vampiros no se excitan con desnudos, ellos ven más allá. Ven el arte del perfecto cuerpo de los humanos, tan débiles y vulnerables. Ellos se excitan con la sangre. Él tiene un cuerpo desnudo de una bella mujer de rostro pálido y solo desea hacerla suya al poseer su cuello. Todo lo que hace un señor de la oscuridad, es arte. Arte, morboso y masoquista arte. Ven la belleza de un cuerpo, de la sangre. Desean oír los latidos de un corazón humano. Su corazón no late, y su nostalgia hacia la mortalidad hace querer pasar su dolor a aquellos que pasan por alto los latidos de un corazón. A aquellos que no se dan cuenta de la belleza del sol, de un amanecer que pasan por alto día a día. Por fuera es duro como una piedra, pero muy en el fondo solo hay dolor. Eso les hace desear el dolor de los demás. Un vampiro solo puede temer al dolor. Cualquier mínimo de humanidad en ellos puede hacerlos sentir. Los vampiros cuando se enfadan, se enfadan de verdad; pero cuando se enamoran... El amor es para ellos un sacrificio que no se pueden permitir. Los enemigos naturales, los licántropos, pueden acabar con ellos. Pero solo durante dos días al mes, en la luna llena. El resto del mes, son débiles ante ellos. Todo es débil ante ellos. El vampiro es puro arte. Es excitante imaginar cómo debe sentirse uno al notar los colmillos de uno de ellos en su propio cuello. Succionando la sangre con un excitante dolor, sintiéndose débil por momentos. La lujuria lo es todo para ellos. La sed de sangre es todo deseo, incapaz de contener. Puede tener a quien quieran, cuando quieran. Matan por sangre, viven por ella. Él es un alma solitaria, ronda por las calles de noche, entre las sombras, cuando sus enemigos y sus presas son más débiles. Se llevan el alma de sus víctimas. Y las vampiresas... ellas son pura pasión, pura sexualidad, puro deseo. Ellas se dejan llevar por su lujuria, su sed de sangre. Su fría y pálida piel las hace siempre más hermosas, y sus perfectas curvas hacen que ellas sean perfectas. Hacen que los hombres deseen su cuerpo, hombres y mujeres. Tienen tendencias bisexuales. Ella desea tu cuello, desea hacerlo suyo, lamer la sangre de tu yugular cayendo sobre tu pecho, sobre el resto de tu cuerpo. Te roban el alma y se llevan tu inocencia y tu pureza. Te llevan al lado oscuro, te matan de placer literalmente. Hacen que las desees más y más, muerden tus labios para probarte. Él sabe lo que hace y actúa con precisión y prudencia. Ella es salvaje, se deja llevar. Ella solo... actúa.



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