¿Vampiro o demente?

Aquí dejo la historia de la que os hablé, que le encantó a mi profesor de Lengua Castellana & Literatura.

“2 de enero de 1996. LaVelle Harris ha escapado del centro psiquiátrico.”

“5 de enero de 1996. Ha sido hallado un cuerpo bajo la nieve. Los forenses descubrieron una marca en su cuello.”

“7 de enero de 1996. Cadáver hallado en el fondo del mar de Seatle. La víctima tiene dos heridas en el cuello.”

-          El cadáver murió a las 12:00 pm. – dijo el sr. Summers.

-          Otra vez.

-          Y LaVelle Harris, fuera. Puede estar en cualquier parte.

-          Y se escapó sobre las 10:45 pm. – afirmó el detective Whedon.

-          ¿Crees que ha sido él?

-          Nunca salió de su habitación sin ventanas. Y dicen que se comportaba de una forma extraña.

-          Cuando salió, dejaron de desaparecer las bolsas de sangre de ‘Urgencias’.

-          Entonces ¿ha sido él, sr. Whedon? – preguntó el sr. Summers.

-          No lo sé, habrá que investigar. No sería la primera vez que nos topamos con él.

-          Cierto. Es un tipo peligroso, habrá que tener cuidado.

LaVelle era un hombre con trastornos de personalidad que internó en 1993 en el psiquiátrico de Seatle, tras perseguir al detective Joss Whedon. En aquel tiempo la hija de 9 años de Joss, Lucy Whedon, apareció muerta. Exactamente el día 2 de enero de 1993. Joss llegó a su casa por la noche y cogió su libro sobre temas sobrenaturales. Después de lo que había pasado se creía todo. Leyó el apartado ‘’vampiros’’. Claro, LaVelle es un vampiro. Hay que clavarle una estaca.

A la mañana siguiente, el detective Whedon fue a buscar a LaVelle. Si es un vampiro no podrá salir a la luz.

Joss llamó a su hija, Eliza, especializada en asuntos sobrenaturales y esotéricos.

Joss y Eliza llegaron a un cobertizo y vieron a LaVelle. Estaba dormido.

-          Es un vampiro. – dijo Joss.

-          No sé, acaba de escaparse de un psiquiátrico. Podría ser un puto loco. – respondió Eliza mientras leía los informes del caso de LaVelle.

Joss seguía pensando que era un vampiro. Llamó a la policía nacional para que fueran a por LaVelle. Cuando todos fueron llegando, LaVelle despertó.

-          Hola, detective Whedon. Cuanto tiempo. – a LaVelle se le hizo una sonrisa en la cara, de maldad.

-          Tengo que acabar con esto. Vendrás con nosotros a comisaría.

-          Mi mejor víctima fue una niña… Se llamaba Lucy. Creo que la conocías. – LaVelle tenía tono juguetón.

-          Eres un hijo de puta. – dijo Joss. Estaba lleno de furia.

-          Oh, ¡Qué niña! ¡Cómo gritaba! Su sangre era tan líquida…

-          ¡Te voy a matar, hijo de puta!

Joss corrió hacia LaVelle y le clavó una estaca en el corazón. Pero LaVelle no se hizo polvo.

-          Pobre incrédulo… eres un idiota. – dijo LaVelle. Y murió.

Joss no se lo podía creer. Acababa de matar a un hombre…

-          ¡Te lo dije! Joder, esto apesta. – gritó Eliza.

-          Joss… siento decir esto, pero estás detenido por asesinato. Sabes tus derechos, así que te los ahorraré. – dijo el sr. Summers.

Joss se puso las esposas y subió al coche de policía.

“LaVelle Harris era un hombre con un problema mental causado por un trauma en su infancia. Se comportaba como un vampiro, pero no lo era.” Joss no sabía como podía haber pensado algo así de un hombre con problemas.

Dos años después, Joss sufría un trauma que cambió su vida. 20 años después cumplió su condena. Nadie lo visitó en la cárcel. Se quedó solo. Dos años después de su muerte, la hija mayor de Eliza y sobrina de Whedon, llamada Faith, fue a la tumba de LaVelle. La destapó, pues confiaba en su tío y creía en lo sobrenatural. La tumba estaba vacía. Solo había restos de sangre. Ni un pelo, ni un hueso, ni un insecto. Nada.

Meses después, en el periódico local:

‘’Hallados diez cadáveres en Phoenix, todos con marcas en el cuello y en las muñecas.”

FIN... ¿o no?